Si no fuera que los hechos son más tozudos que las palabras y para aquellos que negaban por pasiva y por activa el denominado «pacto del duernu». No hay mejor prueba que la realidad cotidiana de los personajes políticos del popular socialismo que insisten en ratificar públicamente un pacto entre el PP y PSOE en Asturias para aprobar unos presupuestos que dicen no deben ser prorrogados, aunque sin rubor fueron los mismos que en el 2012 provocaron su prórroga.
Si el bautismo del pacto en el Palacio de la Zoreda y sus celebradas comilonas, entre destacados miembros del PPSOE, inflaran ahora mismo sus mofletes se avergonzarían de su estampa obesa, sus piernas y brazos se transformarían en jamones de cuadrúpeda bestia. Y al son de sus tripas, estruendosos gases, expulsados a la par de su hedionda sincronización del andar lastrado por cinco arrobas de grasa. Indubitadamente con esta postal seborreica, la Junta General del Principado de Asturias debería ser desalojada por un cuerpo especial de bomberos matarifes al igual que la Delegación del Gobierno. De la fábula del príncipe que se convirtió en sapo y el diputado en cerdo, de no ser sapo lo solucionó la princesa con un beso, del diputado convertido en cerdo no hay nadie que lo bese, solamente en época de San Martín sus manos son degustadas por el pueblo soberano en bares, chigres y restaurantes.